Las familias que desean acceder a la adopción tienen que atravesar un largo proceso que técnicamente se inicia con las fases de preparación y valoración, y que continuaría, en aquellas que se constituyan como familia adoptiva, en el seguimiento.
La valoración se produce con el objetivo de definir la conveniencia o no de que una familia adopte en ese momento. Para ello, un profesional especializado recaba información sobre la familia con el fin de poder llevar a cabo un informe en el que se incluya una propuesta favorable, o en su caso, desfavorable para la adopción.
Por otra parte, el seguimiento se convierte en el instrumento que permitirá evaluar la adaptación del menor a su nueva familia, así como el apoyo en los momentos difíciles que puedan surgir en sus interacciones, y en este caso ofrecer la orientación necesaria a los padres para solventar los problemas. El fin último de este proceso se dirige a la prevención del fracaso en la consolidación de la vinculación familiar. Esta actuación se traslada a un informe que puede ser presentado como documento adjunto a los pedidos por los distintos países para el seguimiento de sus adopciones internacionales.